En este primer módulo, hemos aprendido que la diferencia entre los términos "sexo" y "género" es que el primero hace referencia a lo físico; mientras que el segundo se relaciona con una construcción social que se establece a través de estereotipos, roles y normas.
Desde mi punto de vista, la discriminación más grave se produce cuando lo simbólico, el estereotipo o las normas sociales pasan al ámbito de lo físico y te marcan de por vida.
En otros países puede llegar a ser común la mutilación genital de las mujeres o niñas, y que, en España exista un protocolo de actuación frente a estas prácticas significa que no estamos libres de ello.
Pero en esta ocasión, me gustaría centrar mi reflexión en una práctica española que sí tiene buen arraigo social y que provoca una marca física y visible en las niñas, que nos acompaña de por vida y no es otra que la perforación de las orejas, por el simple hecho de nacer mujer.
Hombres y mujeres somos iguales al nacer, si nos tapan nuestras partes con pañales, no hay diferencia aparente. Para que se conozca el sexo del bebé, se puede vestir de azul o rosa (norma, estereotipo) pero no basta con esto. Además, si naces niña tu propia madre te marca físicamente, para que no quepa duda de tu sexo.
Cuando he preguntado a familiares por qué mutilan físicamente a sus hijas perforándoles las orejas, me responden que: así cuando crecen no se acuerdan del dolor sufrido, y ya tienen los orificios listos para colgar llamativos pendientes. A pesar de hacerles reflexionar sobre la cuestión discriminatoria en sí, y el problema de salud por la posibilidad de infección de los orificios, lo llevan a cabo alegres y felices.
Por tanto, creo que sería necesario, establecer una norma o ley que prohíba a los progenitores realizar marcas físicas a los descendientes hasta que estos cumplan una edad en la que puedan decidir sobre su físico.
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