En este módulo 4 se solicita una
reflexión sobre qué podemos hacer desde nuestra posición como empleados
públicos para impulsar la Igualdad.
Trabajo en la Oficina
Presupuestaria del Ministerio de Ciencia e Innovación. Nada me gustaría más que
poder colaborar en la realización de unos presupuestos con perspectiva de
género e ir más allá del informe de impacto de género que siempre acompaña a la
Ley de Presupuestos Generales del Estado de cada año. Sin embargo, trabajo como
secretaria, por lo que el reto para eliminar la desigualdad, lo tengo en el uso
del lenguaje no sexista e inclusivo.
Desde pequeña he sido una persona muy concienciada con la
igualdad entre mujeres y hombres. En casa he luchado porque se tratase a mi
hermano con los mismos derechos y obligaciones con que me trataban a mi (oveja
negra de la familia). También en la carrera de Historia centraba mis trabajos
de clase en visibilizar a la mujer a lo largo de la Historia.
A pesar de ser una abanderada
feminista, ayer tuve un baño de humildad. Cuando terminé de visualizar el
material del curso y eché un vistazo a los enlaces de lenguaje inclusivo
y no sexista del
Ayuntamiento de Barcelona, me di cuenta que todos los días escribo
correos y nunca me había fijado si el lenguaje que usaba era el más apropiado
para evitar la repetición de roles. Muchos de los correos que escribo
reproducen estereotipos.
Para evitar un uso sexista del
lenguaje este tiene que estar interiorizado. En la administración no siempre hay
tiempo para meditar, pensar, releer, etc. En muchos momentos tienes que enviar
un correo electrónico y poco más. Sin embargo, no voy a pasar un día más sin
poner remedio al problema. Sobre todo cuando no tiene mucha complejidad y todo el mundo puede hacerlo, fomentando,
con nuestro granito de arena, una administración pública más representativa.
Comparto con vosotros mi plan de
actuación:
1. Imprimir el cuadernillo con
las 14 reglas básicas de lenguaje inclusivo del curso. Colocarlos
en la pared del despacho junto a los números de teléfono frecuentes e
información de acceso inmediato.
2. Revisarlo cada día. Al llegar
al trabajo hay tiempo de echarle un vistazo mientras se conecta el ordenador.
Además ayuda a tenerlo siempre presente y a poder echar una miradita a la hora
de escribir un correo electrónico, un informe o realizar una llamada
telefónica.
3. Compartir con los compañeros y compañeras de trabajo esta
información para que sean conscientes de si el lenguaje que usan es inclusivo o
no.
Creo que con este pequeño esfuerzo, entre todas las personas podemos mejorar la
Administración Pública para la que trabajamos, haciendo menos sexista nuestro
trabajo diario. Con constancia llegaremos a conseguir la eliminación de la
desigualdad de género en la Administración, como un paso previo a la
eliminación de la desigualdad en el ámbito privado.